Las personas, la chispa de la empresa - DMA Advisory
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Las personas, la chispa de la empresa

Las personas, la chispa de la empresa

Las empresas las hacen las personas, y aunque muchos empresarios preferirían que eso no fuese así, no hay por ahora forma de evitarlo. Las personas, a diferencia de las máquinas no son automáticos, deben encontrar en su puesto de trabajo un marco donde puedan desempeñar sus tareas con las herramientas, los conocimientos y las circunstancias adecuadas para que su rendimiento sea correcto.

Estas afirmaciones pueden parecer obvias pero a menudo, inmersos en la rutina del día a día y las abundantes responsabilidades, los empleadores olvidan la necesidad de cuidar de su plantilla y proveerles de estos recursos que les conviertan efectivamente en esa sangre que mantiene la organización funcionando. Este funcionamiento adecuado se debe producir a dos niveles, ambos igualmente importantes: a lo externo y a lo interno.

Externo:

La razón de existir de una empresa son sus clientes y los productos o servicios que realiza para ellos. Por lo tanto, es prioritario que sus necesidades sean atendidas cuanto menos en las condiciones que se les han prometido, y en la medida de lo posible, que se mantenga activa la intención de mejorar y aportar cada vez más. La competencia no se queda quieta y quien hoy te compra a ti mañana puede comprarle a otro porque su producto es mejor y llevarte a la quiebra antes de que puedas evitarlo.

Tanto los encargados de atender comercialmente a los clientes como los que producen o prestan aquello que la empresa vende deben estar motivados a dar lo mejor de sí para que los clientes vuelvan de forma regular. Una plantilla desenganchada o que no se siente cómoda con lo que hace puede mantener las cosas como están casi sin pensar, pero no aportará ese valor añadido que crea fidelidad y crecimiento, dejando la empresa pendiendo de un hilo muy fino en el largo plazo.

Interno:

Este nivel es el que se suele dejar de lado, cuando este falla el externo acaba cayendo antes o después.  Y este es el orden que debemos fijar en nuestra estrategia hacia las personas que trabajan con nosotros.

Una plantilla es un grupo de personas que tiene que trabajar en equipo hacia un objetivo común, deben llevarse bien o al menos respetarse y tener voluntad de ayudar a sus compañeros cuando lo necesitan, enseñar a quien no sabe, cubrir la espalda cuando los otros fallan sin echarlo en cara…

El liderazgo de la directiva en quien confían y a la que respetan, siguiendo sus planes y mejorándolos cuando los creen incorrectos. Si el ambiente de trabajo falla, el producto acabará fallando, y con él la empresa.

¿Qué hacer ante este reto?

La plantilla no debe ver el departamento de Recursos Humanos bien sea interno o por servicio contratado de forma externa,  como al sheriff del condado (en empresas pequeñas, donde no hay RRHH, esto aplica a quien sea que hace este trabajo).

Más allá de la llevanza de documentos y temas administrativos, los empleados deben ver en esta figura una fuente de información y ayuda cuando lo necesitan, incluso en temas personales en algunos casos, para que sientan que son tenidos en cuenta y que la empresa está con ellos y no contra ellos. Los conflictos de intereses siempre surgen pero se desenvuelven de forma muy distinta desde la buena fe que desde la mala.

La automatización es un proceso natural e inevitable de la economía moderna, además de necesario para mantenerse competitivo en el mercado. Pero las máquinas y el software no se sacan partidos solos,  si bien algunas personas dejarán de ser necesarias, para realmente ser una empresa adaptada a los tiempos se debe incluir sangre fresca que sea capaz de aprovechar la tecnología con nuevas habilidades y capacidades. La idea no es cuantos menos mejor, si no ser mejores dadas las circunstancias.

Tal vez despediste al responsable de publicidad, pero la solución no es llevar las redes sociales tú mismo por encima y sin conocimiento. Contrata a un community manager que te ponga a vender por un canal nuevo. En el largo plazo esto será de mucho más valor que lo que se ahorra despidiendo al anterior empleado.

De esto se deriva el último punto. Las personas que forman parte de la empresa, o de empresas similares dentro del sector, conocen como nadie las prácticas, las operaciones del día a día y los cuellos de botella a los que se enfrenta la empresa. Es labor de la directiva tener visión de campo y anticipar las necesidades que el negocio tendrá ante los cambios en el mercado. Formar a sus trabajadores para que los puedan afrontar de forma satisfactoria.

Despedir y contratar gente nueva no es siempre la solución, ya que la curva de aprendizaje del nuevo puede no compensar las nuevas habilidades que trae, por muy motivado que esté. Mantener a los que no están respondiendo por razones externas al rendimiento tampoco. Activar con temas de dinamización y activación de la motivación de las personas del equipo,  la oportunidad de aprender algo nuevo, puede ser la chispa que falta.